¿Dar tu vida por 1.400 euros al mes?

|

1.¿Dar la vida por 1.400 euros al mes? Ésa es la pregunta que nadie quiere hacerse y la respuesta que demasiados conocen. No hay épica en la nómina, ni gratificación en la cuenta del banco. Es lo que hay: sueldo de subsistencia, cuarteles fríos, turnos largos y silencio.


Y, sin embargo, el gesto está ahí. Ponerse frente a una bandera y jurar que entregarías la vida si hiciera falta. No es un teatro, tampoco una romería de charanga. Es un contrato brutal, sin abogado ni testigos, firmado con la voz.


La jura de bandera no es folclore. Es un pacto que no admite sarcasmos ni excusas. Y al otro lado no te espera ni gloria ni fortuna, sino el deber cumplido y la certeza de haber dicho “sí” cuando otros miraron hacia otro lado.


El sueldo es escaso, la exigencia enorme. Pero en ese contraste se mide el valor real del compromiso: aceptar lo que pocos aceptarían, cargar con lo que casi nadie quiere cargar.

Porque al final, más allá de uniformes o consignas, no se trata de dinero: se trata de decidir qué estás dispuesto a poner en juego.


2. Cómo se compone un sueldo militar


Militar EspLa nómina de un soldado español no es un secreto, pero conviene mirarla con lupa. Primero, el sueldo base, esa calderilla con la que arranca todo. Luego vienen los adornos, que más parecen migajas:


· Complemento de empleo: cambia con el rango. Soldado, cabo, sargento… cada galón suma unos euros, y menos de los que imaginas.


· Complemento específico (general): lo que toca por empleo y antigüedad. Un premio por seguir respirando en uniforme.


· Complemento específico (singular): si el destino es duro o la responsabilidad pesa más, cae algo extra.


· Complemento de dedicación especial (CDE): no lo ves cada mes. Depende del capricho de tu jefe. Hoy sí, mañana quién sabe.


· Gratificación por servicios extraordinarios: incendios, catástrofes, UME. Aparece poco, casi nunca.


· Ayuda para material: ridícula, pero ahí está. En teoría, para mantener tu equipo.

A eso súmale lo que el tiempo concede: trienios a partir de seis años, dos pagas extra (junio y diciembre), y dietas en maniobras que nunca cubren lo gastado.


Así queda la escala: un aspirante en instrucción con 400 euros al mes, un soldado en unidad entre 1.350 y 1.450, un sargento en 1.800-1.900, y un teniente en 2.100-2.300. Sin trienios ni extras.

3. El destino y sus trampas


En el ejército, no es lo mismo un cuartel de la península que Ceuta o Melilla. Allí la nómina engorda un poco como compensación por frontera y lejanía:


· Ceuta y Melilla → +350 € al mes.

· Gran Canaria y Tenerife → +100 € de plus.


Lo llaman “complemento por residencia”. Ayuda, sí. Pero no engaña a nadie: no convierte el sueldo en brillante, ni lo acerca al precio de jugarse la vida.

El destino influye. Y mucho. Un mismo uniforme, con la misma jura detrás, vale distinto en Almería que en Melilla.


4. La instrucción: cobrar 400 euros por jugarse el pellejo

El primer contacto con la vida militar se paga barato. Como aspirante, la nómina apenas roza los 400 €. Y muchas veces, el primer mes ni lo cobras: te lo compensan con atrasos más adelante, cuando la administración quiera.


Entras, obedeces, sudas, te dejas la piel en el campo… y lo primero que aprendes es a esperar que te paguen.

Así empieza la carrera de quien un día jurará dar la vida por 1.400 al mes. Con retrasos, papeleo y 400 euros miserables.


5. Ayudas y beneficios: lo que compensa a medias


El sueldo militar no deslumbra. Para equilibrar la balanza, Defensa ofrece ventajas que, en la vida civil, no siempre existen. Algunas útiles, otras casi simbólicas:

· Alojamiento en base: casi gratis. Un cuarto, no un hotel, pero evita pagar alquiler.


· Comedor subvencionado: por menos de 4 €, comida caliente asegurada.


· Ayuda a la vivienda: tras el primer destino, hasta 36 meses. Depende del empleo.


· Residencias militares: alojamiento temporal, barato, repartido por España.


· Subastas de viviendas de Defensa: solo para militares. Una oportunidad.


· Puntos para vestimenta: material gratuito, canjeable en la plataforma.


· Ayudas sociales: sobre todo, si tienes hijos. Pequeñas, pero existen.


Son ventajas reales. Sí. Pero todas juntas no cambian lo evidente: al final de mes, la nómina sigue corta. Y esas “compensaciones” suenan más a remiendos que a justicia.


6. Las mordidas de la nómina


Cuando ya piensas que el sueldo es corto, llega el sablazo de las deducciones. La administración no perdona, ni siquiera a quien está dispuesto a dejarse la vida con un fusil al hombro.

Cada mes, de esa nómina ya escasa, se descuentan automáticamente:


· Seguridad Social


· IRPF


· Cuota del ISFAS (Instituto Social de las Fuerzas Armadas)


· Aportación al Patronato de Huérfanos


Lo llaman “obligaciones”. Tú lo ves claro: euros que se esfuman antes de llegar a tus manos.

La trampa es sencilla: un sueldo bajo que, encima, llega mutilado. Como si al sacrificio jurado lo acompañara una sangría mensual administrada con precisión burocrática.


7. El resumen y la verdad incómoda


Las cuentas son estas. No hay magia, no hay trampa. Solo números:


EmpleoRetribución mensual aproximada*
Soldado en instrucción+400 €
Soldado en unidad1.350 – 1.450 €
Sargento1.800 – 1.900 €
Teniente2.100 – 2.300 €

*Sin trienios, pagas extra, CDE ni ayudas.


El precio de un juramento


El sueldo no lo es todo. Nunca lo fue. Quien entra en el Ejército con la calculadora en la mano, ya está perdido antes de empezar. Porque lo que se compra con dinero, dura lo que dura el dinero. Lo que sostiene a un soldado es otra cosa: vocación, orgullo, la certeza íntima de pertenecer a algo más grande que uno mismo.


En cada cuartel se sabe: lo que cobras jamás será proporcional a lo que entregas. Podrán darte comedor barato, techo en el acuartelamiento, becas para hijos o descuentos en hoteles. Pero al final, lo que de verdad cuenta no está en la nómina. Lo que cuenta es lo que sientes cuando vistes el uniforme, cuando formas con tu unidad, cuando escuchas el himno y entiendes que tu vida puede ser la línea que separa el orden del caos.


Soldado saluda bajo la bandera



Eso no tiene precio. No lo paga ningún Estado ni lo reconocen los presupuestos. Eso es lo que da sentido a los días de guardia, a las maniobras interminables, a las misiones en tierra extraña. Eso es lo que hace que cada año sigan entrando jóvenes, sabiendo que España paga héroes baratos… pero también sabiendo que lo que se gana es incalculable: honor, camaradería, respeto, orgullo de servir.

Porque al final, cuando el ruido se apaga y las cuentas quedan atrás, lo que sostiene a un militar es lo mismo que lo sostuvo siempre: la vocación, el honor y la vida puesta al servicio de algo mayor que uno mismo.


“Academia de Combate: sangre, sudor y plaza”


Si de verdad quieres entrar en el Ejército, hazlo bien. No a tientas, no con dudas, no dejándote engañar por academias de oficina donde jamás han empuñado un fusil. Hazlo acompañado. Guiado por quienes saben qué significa ponerse un uniforme y jurar que entregarás la vida si hace falta.


Academia de Combate no es un negocio. Es un compromiso. Una escuela levantada por militares y para militares. Aquí no hay adornos ni palabras bonitas: hay verdad, experiencia y el conocimiento exacto de lo que vas a enfrentar. Desde la primera instrucción hasta el último examen, desde el esfuerzo físico hasta el temido psicotécnico, tendrás a tu lado a quienes ya pasaron por ahí y saben cómo superarlo.

Te hablarán claro. Te exigirán más de lo que crees que puedes dar. Y te recordarán, cada día, que lo que está en juego no es un sueldo ni una plaza: es una vida. Una vida de servicio, de disciplina, de orgullo.


En Academia de Combate no te venden promesas, no te venden películas. Te ofrecen acompañamiento, verdad y resultados. Porque la diferencia entre llegar preparado o llegar roto es enorme. Y porque solo los que saben de dónde vienes pueden mostrarte a dónde vas.

Si quieres entrar en las Fuerzas Armadas con garantías, con la seguridad de que alguien te cubre la espalda desde el primer minuto, no lo dudes: éste es tu lugar. Una academia hecha 100% por militares para futuros militares. Donde no se improvisa. Donde se forja carácter. Donde empiezas a ser lo que juras ser: soldado.



Comentarios