Pero, más allá de títulos y reconocimientos, lo que deja es una lección: los límites son una excusa, el futuro se decide a pulso.Quien la ve entrar en el agua entiende de inmediato que no está compitiendo solo contra rivales.
Y que, cuando la vida se pone seria de verdad, en la guerra, en el fuego, en la calle oscura, en la carretera solitaria, en el pasillo de un hospital, no nos salvarán ni los discursos, ni los likes, ni los expertos de plató.