Están ahí, día tras día, con un cuaderno en la mano, un gesto cansado y una voz que insiste cuando el resto del mundo calla.
Hoy, Antonio Orantos asume la jefatura de la Guardia Civil en Extremadura, la tierra que lo vio nacer y que ahora lo recibe con orgullo.
Los que empuñaron un fusil, los que vigilaron una frontera, los que aguantaron de pie cuando la tormenta pedía arrodillarse.