Los Decálogos del Ejército de Tierra

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En la vida militar los valores no son palabras vacías, sino compromisos que guían cada acto, cada decisión y cada sacrificio. Para que estos principios no se diluyan con el tiempo, el Ejército de Tierra los recoge en tres decálogos que acompañan a cada etapa y a cada escala: el del Soldado, el del Cadete y el del Suboficial. Son brújulas morales que recuerdan lo esencial: servir a España con honor, disciplina y entrega absoluta.


Decálogo del soldado


El primero de todos, el que se aprende al pisar un cuartel. Es la guía básica del combatiente que empieza su carrera. Aquí se habla de misión, de disciplina, de la confianza en los jefes y, sobre todo, de la lealtad a los compañeros. Para muchos, este decálogo es la semilla de todo lo que viene después: la idea de que la misión está siempre por encima del cansancio, del miedo y de uno mismo.


Texto oficial:


I Cumpliré siempre la misión recibida.
II Nunca aceptaré la derrota.
III Jamás abandonaré a un compañero que necesite ayuda.
IV Tendré iniciativa y nunca permaneceré inactivo.
V Seré disciplinado y siempre confiaré en mis jefes.
VI Desempeñaré con exactitud mis obligaciones.
VII Alcanzaré una adecuada preparación física y moral.
VIII Mantendré en perfectas condiciones mi armamento, material y equipo.
IX Mi pelotón es el mejor de la compañía, mi compañía es la mejor del regimiento, mi regimiento es el mejor del Ejército.
X Soy soldado de España y me siento orgulloso de servir a mi Patria.


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Decálogo del cadete:


Es el código de los futuros oficiales que se forman en la Academia General Militar. Aquí no solo se habla de fidelidad a la patria y al Rey, sino también de caballerosidad, reputación, responsabilidad y abnegación. El cadete aprende que está llamado a liderar con el ejemplo, y que la autoridad no nace del rango sino del respeto ganado con el sacrificio.


Texto oficial:


I Tener un gran amor a la Patria y fidelidad al Rey, exteriorizado en todos los actos de su vida.
II Tener un gran espíritu militar, reflejado en su vocación y disciplina.
III Unir a su acrisolada caballerosidad constante celo por su reputación.
IV Ser fiel cumplidor de sus deberes y exacto en el servicio.
V No murmurar jamás ni tolerarlo.
VI Hacerse querer de sus inferiores y desear de sus superiores.
VII Ser voluntario para todo sacrificio, solicitando y deseando siempre el ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga.
VIII Sentir un noble compañerismo, sacrificándose por el camarada y alegrándose de sus éxitos, premios y progresos.
IX Tener amor a la responsabilidad y decisión para resolver.
X Ser valeroso y abnegado.


Decálogo del suboficial


El suboficial es el puente entre oficiales y tropa, el líder cercano que manda desde el ejemplo y el esfuerzo. Su decálogo habla de integridad, vocación, confianza y tradición. El suboficial carga sobre sus hombros la responsabilidad de guiar a los soldados y ser la columna vertebral de la unidad. Este decálogo no solo es un código, es una declaración de vida.


Texto oficial:


I Mi espíritu militar es la mejor muestra de amor a España y fidelidad al Rey.
II El honor y la vocación me impulsan a liderar con el ejemplo, a obrar con integridad y a perfeccionar mi competencia intelectual y física.
III La cortesía es mi norma en el trato; la comunicación, la base de mi relación.
IV Eslabón entre oficiales y tropa, hago cumplir las órdenes con exactitud y me hago acreedor de su confianza.
V Exigente con mi moral y la de mis subordinados, no murmuro ni lo tolero.
VI Soy leal a mis jefes, noble con mis compañeros y responsable de la eficacia y satisfacción de mis subordinados.
VII Voluntario para todo sacrificio, aspiro a ser empleado en las ocasiones de mayor riesgo y fatiga.
VIII Heredero de mi tradición, me siento orgulloso de mi Escala, de mi Unidad y del Ejército al que sirvo.
IX Los signos externos: vestir de uniforme y corrección en el saludo son la imagen de mi profesionalidad.
X ¡A España Servir Hasta Morir!

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